viernes, 23 de noviembre de 2018

Construyamos afectos

La situación que atraviesa actualmente el sistema autonómico español no es fácil y a nadie se le escapa, pero no es algo que no tenga solución y sobre todo no es algo nuevo.
La cuestión catalán es algo que se inicia más o menos a finales del siglo XIX con las demandas de Cataluña planteadas al Estado español en las Bases de Manresa en 1892. Luego, con la crisis del 98, y ya cuando los nacionalistas catalanes tenían representación  en Madrid (1901), Fueron estos quienes  reclamaron la creación de regiones como principio de la regeneración y modernización del estado.
Los catalanes estuvieron a la vanguardia  respecto a otros territorios, ya que  fueron los únicos que crearon la mancomunidad catalana en 1914 como unidad administrativa no política de la región. El presidente de dicha mancomunidad fue el “padre del catalanismo político”, Enric Prat de la Riba, “para quien su nación era Cataluña y su estado España, y para quien su nación tenía una misión en el estado”.
Tras la I GM(Guerra Mundial), Francesc Cambó  demandó la autonomía integral para Cataluña. Con la instauración de la dictadura de Primo de Rivera se suprime en 1923 la Mancomunidad catalán y habría que esperar hasta la II República en 1931 para que se reconociera el modelo de  estado integral.
Tras la sublevación militar de 1936   y  el fin de la guerra  civil  se suprime todo lo anterior y aparece un estado centralista.
Con la  restauración de la democracia y la constitución de 1978 se crea un estado que tiende al modelo  federal, que no lo es, pero que actúa como si lo fuera. A mi juicio, el problema en este tiempo fue que  los estatutos se plagaron  de políticas identitarias y que la forma de  conseguir  más competencias fue la relación bilateral con el Estado, en vez  de instrumentos federales.
Una vez hecho un  recorrido histórico breve que desde el punto de vista jurídico es importante, puesto que el derecho no puedo obviar la historia. Podemos referirnos a posibles soluciones para  esta cuestión de estado.
Todos los caminos nos deberían llevar a una  reforma constitucional que finalice  con la construcción de un Estado federal donde  la solidaridad entre las partes no  debiera  de depender  de la práctica política, sino de las  instituciones formalizadas.
¿Qué reformas podemos realizar para una verdadera construcción federal de España?
-Descentralización del 0,7% del IRPF                                                                 
-Poder judicial propio para todos los estados federados
- Traspaso de las transferencias pendientes y de los recursos necesarios para hacerlas efectivas
-Culminar el reconocimiento de la pluralidad lingüística en el Senado.
-Reforma del Senado y dotarles de funciones para  aprobar, rechazar o sancionar las leyes federales que afectan a las competencias de los estados federados .La totalidad de sus  miembros serán  nombrados por los parlamentos  de los estados federados  atendiendo a lo proporcionalidad de representación  política.
-Hacienda propia en cada estado federado pero con  una aportación al fondo de compensación territorial.
Todo ello son una pocas reformas que se podrían hacer de cara a la construcción de un estado federal, pero sin olvidar que  lo más importante de todo el la solidaridad entre los distintos territorios.
Una vez  iniciado el procedimiento agravado de reforma constitucional (art 168) y aprobadas por las Cortes se deberán someter a referéndum a todo el país y posteriormente se deberá hacer una reforma del Estatuto de autonomía (Constitución, futura, del estado federado de Cataluña) que conlleve un referéndum en Cataluña.
Pero todas las reformas que se hagan para desencallar la situación no servirán de nada sino reconstruimos los afectos entre todos. Hemos vivido en poco tiempo un proceso de radicalización y odio sin justificación, si es que este tiene justificación, hacia Cataluña y hacia España. Una serie de gobernantes irresponsables  y  sin preocupación por sus ciudadanos se han dedicado a intentar llevar a cabo sus propósitos  de independencia a cualquier precio. Por otro lado, la pasividad del gobierno central ante este problema ha ido deteriorando la situación hasta estos extremos que nos encontramos ahora. Tampoco ayudan frases contra Cataluña que  han proferido personas del gobierno central (Ex ministro Wert).
Probablemente la independencia sea la idea más arraigada en la élites económicas de Cataluña cuyo patrimonio estará siempre a salvo haya  independencia o no  y por tanto, no temen perder nada. Pero yo me pregunto si las clases medias y trabajadoras de Cataluña estarían dispuestas a pasar por este envite.
Construir un relato diferente al independentista debe ser la tarea principal para  que aquella gente que se creyó que la Arcadia era posible con la independencia, vuelva más pronto que tarde pero sin reposo, como diría la canción, a un proyecto común de país inclusivo donde cada uno pueda sentirse como quiera pero que rememos todos en la dirección de progreso  por que juntos nos irá mucho mejor. El ejemplo esta en estos últimos 40 años en España.
Construir un argumento que combata al independentismo es difícil. Los independentistas  han llenado sus argumentos de sentimientos. Utilizar los argumentos solo de la razón es algo frio, porque la razón por si es fría, pero si podemos combinar razón -sentimientos, no al revés, podremos recuperar y solucionar este problema.
Una vez le preguntaron a Azaña qué si él era patriota-este contesto-:``Yo no soy patriota, soy español por los cuatro costados, yo no siento emoción española, yo siente emoción por España, por sus problemas, por sus gentes, por su futuro´´. Nos iría de otra manera si se hubieran aplicado  muchos políticos esta frase de Manuel Azaña.

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